PIANOS DE TALLA CHICA
A simple vista parece fácil distinguir cuándo se trata de instrumentos musicales y cuándo de juguetes que hacen ruido, sobre todo porque estos últimos suelen crispar los nervios de los padres; sin embargo, los chiches pueden sonar muy bien como lo demuestra la Sinfonía de los Juguetes (1820, atribuida a J. Haydn) donde las matracas, silbatos y trompetitas comparten escenario con los instrumentos de una orquesta y tienen estrictas especificaciones musicales. Entre el mundo musical y el del entretenimiento, la pedagogía musical en su desarrollo recurrió a los instrumentos tradicionales de tamaño pequeño para facilitar la iniciación temprana a la música y hasta tanto se pueda maniobrar un instrumento de dimensiones reales: tal es el caso del reconocido Método de Shinichi Suzuky (Japón, 1898-1998), original para violín.
La división entre juguetes e instrumentos dejó de estar tan clara cuando el piano de juguete irrumpió y todavía hoy permanece en el campo musical profesional. En 1872 el alemán Albert Schoenhut (1848-1912), por entonces radicado en E.E.U.U., comenzó a fabricar los primeros mini pianos para la diversión de los niños que se vendían con el método para aprender a tocar canciones: en general eran diminutos pianos verticales que no superaban la veintena de teclas pero que luego se construyeron cromáticos (teclas negra y blancas), de cola, incluso digitales y el modelo gran piano toy.
Así las cosas hasta que, en 1948, el desprejuiciado compositor John Cage (E.E.U.U, 1912-1992) podría decirse que reparó seriamente en el piano de juguete y compuso la primera obra original de su repertorio: Suite for piano toy (1948). A partir de entonces y poco a poco, atrajo la atención de muchos compositores desde su pequeño pero significativo lugar ganado entre los instrumentos tradicionales. Esta obra se grabó recién en 1970, año en que dos reconocidos compositores de avanzada incluyeron al mini piano en música de referencia obligada: Ancient Voices of Children de George Crumb (E.E.U.U., 1929) y Repertoire, un movimiento de Staatstheater (1967-1970) obra de teatro sin texto del polifacético Mauricio Kagel (Argentina, 1931-2008) donde se muestra la relación de las personas con objetos que suenan. Puede decirse que a partir de ese año el mini piano se hizo ampliamente conocido, se utilizó en bandas sonoras de cine (Yann Tiersen, Francia, 1970), en música pop y principalmente en música experimental con tecnología digital, en la cual se destaca el prolífico Karlheinz Essl (Austria, 1960).
No sólo los compositores sino también los intérpretes tuvieron un importante papel en la difusión del piano de juguete a través de conciertos y festivales que se realizan en todo el mundo; en general se trata de músicos con formación pianística (o en teclados) que incluso realizan los arreglos de repertorio y que cuentan con buenas y flexibles rodillas!
No hay que viajar muy lejos para disfrutar de esta música pues Argentina cuenta con un encuentro anual: La Música en el Arte, Festival del Piano de Juguete de Buenos Aires, coordinado por la artista y restauradora Karina Kohoutek (Bs As, 1967), dueña de una importante colección de teclados antiguos. Durante el mismo es posible disfrutar del mini piano acompañando la voz o la danza y en el centro de un complejo de presentaciones artísticas que mixturan teatro, poesía, música del pasado y también tango como puede escucharse en Takkeando Buenos Aires “una propuesta única de tango con instrumentos en pequeño formato” como parte del mismo encuentro. Tal vez sean estas características las que hagan del festival porteño una propuesta única que además convoca a destacados intérpretes locales, tal el caso de la artista Gisela Gregori (Bahía Blanca, 1980), pianista y clavecinista.
Este pequeño instrumento se fue colando en diferentes estilos y géneros, se abrió paso en las más diversas propuestas y tiene un lugar en las músicas contemporáneas a la vez que deleita a los niños y figura en las listas de regalos de cumpleaños. Entonces ¿A qué mundo pertenecen los mini pianos? ¿A los juegos infantiles o a la interpretación musical? Parece que las fronteras se han vuelto permeables…después de todo, jugar y tocar no son tan diferentes… y si “jugar es algo serio” también la música puede ser “un juego de niños”.